EDITORIAL: ENERO, 2025

Editorial • Ed. enero, 2025
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Las proyecciones económica-financieras para el 2025

Hemos tenido en los 4 últimos años, situaciones difíciles en el Perú y el mundo, como el déficit en las cuentas públicas para combatir el COVID-19, y la consecuente inflación por la necesaria política de expansión monetaria, seguida de guerras, que si bien de ocurrencia en territorios lejanos a Perú, pues ha generado la subida en el precio de los combustibles y los granos. Estas situaciones se están ya amainando, aunque tenemos una nueva incertidumbre con el gobierno de Trump y su posible incremento de aranceles, baja de impuestos a las grandes empresas y el consecuente incremento del ya importante déficit fiscal de EEUU.

En cuanto a América Latina, la región creció con fuerza en el tercer trimestre de 2024, pero una política fiscal más estricta y el empeoramiento de las condiciones comerciales mantendrán moderado el crecimiento del PIB en el 2025. Los mayores rendimientos de los bonos del Tesoro en EE. UU. y los menores precios de las materias primas pesarán sobre las monedas latinoamericanas. Los riesgos fiscales seguirán siendo el centro de atención a medida que los gobiernos en toda la región no cumplen sus objetivos presupuestarios y se endeudan a tasas de interés elevadas.

Perú tiene una posición privilegiada dentro de la región de Latam, por tener la inflación más baja, la moneda más estable (dicen que es la 4ta moneda más dura del mundo), la deuda pública más baja y las reservas internacionales más altas, respecto al PBI. Sin embargo, cabe advertir que Latam es la región que menos crece en el mundo, y que estamos mal en las otras variables que incentivan la inversión de largo plazo, como la seguridad pública, la inestabilidad política, la corrupción generalizada, un sistema judicial lento, bajo nivel de educación, rigidez en la política laboral, gran brecha en infraestructura, etc., a tal punto que a pesar que tenemos las mejores variables macroeconómicas, no tenemos el más bajo riesgo-país (según Standar & Poor’s, por ejemplo), pues Chile, Uruguay y México están mejor.

Según las predicciones de analistas económicos, del sistema financiero y de empresas no-financieras, hay consenso que nuestra balanza comercial se ampliará más aun (en el 2024 fue positiva en más de US$ 15,000 millones), en consecuencia, las reservas se incrementarán, la inflación estará entre 2.4 a 2.5%, la tasa de crecimiento económico estará entre 2.9 a 3.1% y el tipo de cambio podría terminar entre 3.50 y 3.60, si todo fuera “normal”, pero apuestan a 3.80 por la inestabilidad (cercanía de elecciones, política económica de Trump, etc.). Sin embargo, con esas tasas de crecimiento económico, nos tardaremos 70 años en llegar a ser un país desarrollado. Requerimos crecer por lo menos al 6% para que nos tardemos menos de 30 años.

¿Qué debemos hacer para acelerar nuestro crecimiento económico?

El derrotero para crecer a tasas altas es conocido, por la experiencia de varios países del Asia Oriental, que consistieron en elevar apreciablemente el nivel de educación sobre todo en las áreas relacionadas con la ciencia, tecnología e ingeniería; mantener la estabilidad económica y la flexibilidad laboral; invertir en el cierre de la brecha en infraestructura; colaborar de manera condicionada al incremento de su productividad en el tiempo, entre el Estado y los grandes conglomerados económicos; mantener clima de seguridad y bajo nivel de criminalidad; apostar por la apertura económica, etc. Todos estos países iniciaron su despegue económico con autocracias ilustradas que no toleraban la corrupción, para luego convertirse en democracias (con la excepción de China, por el momento). En el Perú debiéramos tratar de seguir el mismo derrotero, pero manteniendo la democracia, a pesar que somos uno de los países de Latam que más desilusionada está de la democracia.

Para seguir el mismo derrotero que siguieron varios países del Asia Oriental que ahora son desarrollados, y que apenas 1 generación atrás eran más pobres que Perú, debemos ser mucho más cuidadosos en las próximas elecciones del 2026, procurando elegir a candidatos con equipos de gente de alto nivel profesional, con antecedentes limpios, de tal manera de evitar tener la clase política mediocre y muchas veces corrupta, de la última década. Debemos procurar elegir políticos que ofrezcan mantener el mismo sistema económico, pero corrigiendo todas las deficiencias descritas en un párrafo anterior. Debemos tener mucho cuidado con la izquierda peruana, pues ha demostrado ser sumamente inmadura, habiendo demostrado que ofrece políticas populistas para ganarse al electorado menos informado a pesar que este tipo de políticas le hace un gran daño al país, y para colmo de males, ofrece que “no habrá más pobres en un país rico”, para solo buscar enriquecer a sus familiares y amigos (deshonestidad total).

Por el nombre de la revista (Construcción Obras y Vías) nos corresponde seguir atentos y con crítica constructiva, a las decisiones que el gobierno toma en temas de infraestructura.

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