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Escrito por Ing. Jorge Coll Calderón, M.Sc., MBA

EDITORIAL: SEPTIEMBRE, 2024

Editorial • Ed. septiembre, 2024

El 11 de setiembre último falleció el ex-presidente Fujimori, a 9 meses de haber salido de prisión por un indulto humanitario, y después de haber cumplido una condena de 18 años. Su periodo de gobierno (1990-2000) dejó un legado controversial en lo político, social y económico. En esta revista COOVIAS solo nos permitiremos analizar su legado económico, y preferimos abstenernos de analizar los aspectos político y social, para así mantener el norte de nuestra revista, que es, analizar, buscar y proponer lo mejor para el país en lo que se refiere al sector construcción e infraestructura, sectores que ayudan a incrementar la productividad de la economía.

El Legado Económico Positivo de Fujimori

Fujimori no fue el ideólogo ni el principal entusiasta de las reformas económicas de inicios de los años 90. Sin embargo, tuvo dos atributos importantes. El primero es que supo rodearse de un equipo de profesionales competentes con una visión clara respecto a lo que se tenía que hacer. A este equipo le dio la confianza y espacio para trabajar. Y el segundo, es que tuvo la valentía para tomar las decisiones difíciles que este equipo le recomendaba.

La situación económica que Fujimori heredó, era un absoluto desastre. Hiperinflación persistente (llegó a 7650%), empresas públicas insolventes ($ 1700 millones de pérdidas entre 1985 y 1989), controles ubicuos y asfixiantes para la importación, fabricación y comercialización de bienes, lo que facilitaba la corrupción; todo esto, rematado por ingresos fiscales paupérrimos. Es decir, un Estado colapsado.

Bajo los liderazgos de Boloña y luego de Camet en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Perú experimentó una transformación sin precedentes. Se estabilizó la moneda y se vendieron las empresas públicas quebradas (como 200), algunas de las que fueron nacionalizadas décadas atrás, principalmente en el gobierno de Velasco. Además, los sistemas tributarios, laborales, previsionales, etc se reformaron por completo para favorecer la libertad económica. Así, se reinsertó a Perú a la comunidad financiera internacional. Se levantaron los controles de precio y del tipo de cambio. Muchas de estas reformas empezaron desde los primeros años de los 90 y quedaron cimentadas en la nueva Constitución de 1993.

Una de las características centrales del proceso reformista es que se lograron cambios casi en simultaneo y desechando la gradualidad, aprovechando para ello, el apoyo popular. La dureza del ajuste tuvo un costo económico y social, pero los resultados se consiguieron relativamente rápido y pagaron con creces el dolor inicial.

Estos cambios originaron lo que luego se llamó el milagro económico peruano, con la enorme reducción de la pobreza y el aumento de la clase media. Sin embargo, se ralentizaron la implementación de reformas durante su segundo gobierno, y los gobiernos sucesivos de otros presidentes.

Las Contra reformas y los Pendientes Económicos de Fujimori

El gobierno de Fujimori acertó en la regulación de diversos sectores como las telecomunicaciones, electricidad y los puertos, pero falló en otros, como el transporte urbano e interurbano de pasajeros. Como bien público, el transporte de pasajeros debe ser regulado, pero ocurre que la abierta desregularización abrió las puertas a las mafias, con el consecuente caos en el tráfico vehicular. Ningún gobierno posterior fue capaz de corregir esta situación.

Se supone que el Estado solo puede intervenir en educación, salud, seguridad, justicia e infraestructura, sin embargo, quedaron aun algunas empresas estatales que debieron privatizarse, o por lo menos, compartirse la propiedad con el privado, como el caso de Petroperú, que actualmente está acumulando déficits, por la deuda de la construcción de la Refinería de Talara.

La captura por parte del gobierno de Fujimori del Poder Judicial, del Ministerio Público y del Jurado Nacional de Elecciones, si bien, no son temas económicos, pero por el hecho de normalizar desde el poder central la figura del más “vivo”, ha vapuleado la moral pública, a tal punto que el Perú es uno de los países con mayor nivel de desconfianza interpersonal, lo que, por cierto, ralentiza las relaciones comerciales y de negocios.

Escrito por

Ing. Jorge Coll Calderón, M.Sc., MBA

  • CIP 18667
  • M.Sc. U de Texas-Austin, MBA-ESAN

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