De la Ruta de la Seda al Camino de Chancay

La nueva ruta de la seda abre para el Perú un camino de insospechadas posibilidades. China posiciona su entrada a mercados globales como una cuestión estratégica y elige a Perú como socio en esta movida de ajedrez mundial. A nuestro país y Lima, en concreto, se les apareció la virgen con una nueva agenda para el desarrollo, si sabemos hacer las cosas bien. Cuesta imaginar las posibilidades que se nos presentan con una ruta directa a un mercado de 2000 millones de consumidores y ser hub en América del Sur con 600 millones.

Para responder algunos temas cruciales y contribuir en la nueva agenda, el Colegio de Arquitectos de Lima y el Colegio de Ingenieros, instalaron el jueves 4 de Julio el Grupo Técnico de la Mesa de Trabajo para el Norte Chico y el Megapuerto de Chancay. Está constituida además de los Colegios mencionados, por el Colegio de Economistas, la Asociación de Empresas Inmobiliarias (ASEI), la CONFIEP, CAPECO, ESAN, la Asociación para la Construcción, y la Infraestructura, la Universidad Nacional de Ingeniería, la Universidad de Huacho y como invitados los alcaldes de Chancay, Huaral y Aucallama. Hubo coincidencia en que: i) el ámbito de análisis y propuestas tiene que ser el Norte Chi co desde Barranca y Huacho hasta Lima y Callao, en la cuenca del río Chillón ii) el puerto ha redefinido el mapa de la capital como una megápolis que debe incorporar Chancay en el nuevo modelo de gobernabilidad. Que no se repita la relación fallida con el Callao iii) desgraciadamente las inversiones necesarias para el impacto óptimo del megapuerto no llegan al 10%. Estamos en cero en términos de conectividad, vivienda, servicios, infraestructura, capacitación, iv) se requiere un modelo estratégico de desarrollo económico y territorial que integre niveles subnacionales, nacional y sector privado, v) de la mano con una instancia o autoridad supra – municipal, a la manera de una Corporación de Desarrollo, que dirija el modelo. Indispensable contar con un marco normativo ad – hoc que asegure no solo su independencia y cero corrupción sino una distribución equitativa de los beneficios del proceso de urbanización, vi) identificar los proyectos estratégicos y los indispensables de corto plazo que aseguren iniciar un camino virtuoso que pueda ser un modelo para el país con soluciones sostenibles consensuadas.

La dama de Chancay, Dina Boluarte, está dejando al país queriéndolo o sin quererlo un proyecto que puede gatillar el futuro. La sociedad civil, los gremios, las fuerzas vivas y la academia coinciden en un solo objetivo y suman fuerzas: el puerto de Chancay tiene que ser el inicio de un gran cambio en materia de planificación e infraestructura que beneficie al Perú, y no esté amenazado por la informalidad, el burocratismo o la corrupción.

Los milenarios caminos de la seda y el Qhapaq Ñan hoy se juntan y trazan un nuevo recorrido con un gran proyecto icónico de esos que cambian la vida a una ciudad si se hacen las cosas bien como Barcelona, Bilbao o Singapur, y la Mesa de Trabajo de Chancay quiere poner lo que está en sus manos para que así sea.

Artículo originalmente publicado en Revista Caretas.