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EDITORIAL: JULIO, 2024

Editorial • Ed. julio, 2024

LA FALTA DE PLANIFICACIÓN EN EL TRANSPORTE Y LA INFRAESTRUCTURA NOS ESTÁ CONDENANDO AL SUBDESARROLLO PERMANENTE.

A fines del 2021 se inauguró el puente más largo del Perú (2283m) sobre el rio Nanay a pocos kilómetros al norte de la ciudad de Iquitos; sin embargo, este puente no lleva a ningún lugar específico. Se suponía que iba a formar parte de la futura carretera de Iquitos a la frontera, pero no hay ni un metro de carretera construido. Por otro lado, a fines del 2024 se inaugurará el nuevo aeropuerto Jorge Chávez, que sería el más grande de Latinoamérica, pero que estaría conectada con la ciudad de Lima con 2 precarios puentes Bailey, cuando se suponía que debiera estar conectado con la autopista Santa Rosa que quizás esté lista, por lo menos, 2 años después.

En estos días se está comentando de la construcción de los ferrocarriles de cercanía Lima-Ica y Lima-Barranca, lo que está bien como una forma de integrar futuras áreas urbanas conectadas a Lima metropolitana; sin embargo, antes de ello se debiera invertir en completar la red básica del metro de Lima, pues es mucho más urgente para conformar una solución integral al caos del transporte público dentro de la actual Lima metropolitana.

Ninguna ciudad en el mundo, con una población similar a la de Lima, tienen a microbuses y combis formando parte de su flota para transporte público, salvo los países de muy bajo nivel per cápita (India y países del África subsahariana entre otros), pues solo ocasionan desorden y ocupan el espacio urbano de manera nada optima. Hace más de 10 años se ofreció erradicarlos y reemplazarlos por buses grandes; sin embargo, no se ha avanzado nada en ese objetivo. Mientras tanto, continua el caos del tráfico, sin que se haga nada por corregir una de sus principales causas.

En la década de los 60s y 70s, los barrios residenciales de Lima estaban conformados, típicamente, por casas de 2 pisos con sus jardines, calles de 2 carriles y avenidas de 2 carriles por sentido. Sin embargo, a partir de la década de los 90s, se inició un incremento apreciable de la densidad urbana por el reemplazo de aquellas casas por edificios cada vez más altos, sin tener en cuenta el incremento de la capacidad vehicular de sus vías, ni el incremento de las áreas para los servicios públicos (parques, colegios, etc.), ocasionando un creciente caos vehicular y una ciudad desordenada.

En todos los países que han transitado del subdesarrollo al desarrollo, se ha construido viviendas de interés social, de manera masiva; mientras que, en Lima, la mayoría de las viviendas son autoconstruidas, sin dirección técnica, y en las quebradas entre cerros, sin ningún tipo de servicio público, costando de esta manera, probablemente más del doble que la construcción masiva y técnica de viviendas con la respectiva conexión a los servicios públicos. Esta última situación permite al ciudadano disfrutar de una vivienda completamente terminada, desde que se muda a esta, y no, después de muchos años en que consigue terminarla de manera precaria. La construcción masiva de viviendas tendría que ser financiada inicialmente por el Estado, y, además, se tiene que buscar la manera de determinar la capacidad de pago de los trabajadores informales. La construcción precaria de viviendas, a gran escala, en Lima, nos está conduciendo a un aspecto de la ciudad, típico de aquellas ciudades con un nivel per cápita muy por debajo que Lima. Cada vez nos estamos pareciendo más a las ciudades de la India y del África subsahariana, y alejándonos del nivel de desarrollo promedio en infraestructura, en Latinoamérica. Con el ritmo de crecimiento económico de la actual India, no es de extrañar que en 30 años nos sobrepase, de la misma manera que lo ha hecho China, que hace 40 años, tenía un nivel de desarrollo muy por debajo al Perú.

En China, uno puede ser propietario de la vivienda que construye, pero no, del suelo sobre el que construye; lo que permite al Estado facilitar las expropiaciones para las obras de interés público. En España, el Estado se reserva los terrenos eriazos, para planificar la futura expansión urbana. En Perú, se forman mafias que promueven las invasiones de terrenos (como está ocurriendo cerca al futuro megapuerto de Chancay y a lo largo de la autopista de la Panamericana Sur, en la Región Lima) para una futura especulación, o bien, se filtran información a contactos privilegiados, para la compra de terrenos que en el futuro sería revalorados por la creación de nueva infraestructura. Todas estas situaciones ralentizan los procesos de expropiación para las obras de interés público, y no permiten la planificación ordenada de la expansión urbana.

COROLARIO

Se acaban de dar varios ejemplos de lo que produce la falta de planificación, así mismo, en ediciones pasadas de esta revista de COOVIAS, se han dado varios otros ejemplos de procesos errados en las decisiones de inversión en infraestructura (ej.: carretera Interoceánica, L2 del Metro, carretera IIRSA-Norte, Refinería de Talara, etc.). Estas situaciones se deben a múltiples factores, tales como marcos legales inapropiados para normar el uso del terreno en función del interés público, la indolencia de las autoridades para corregir esta situación, la ausencia del Estado para corregir los defectos de la economía de mercado, la incapacidad de los funcionarios públicos para priorizar correctamente la secuencia de las inversiones públicas, la falta de innovación y tecnología para las soluciones ingenieriles, etc., etc. Otros países, sobre todo del Asia Oriental (Corea del Sur, Taiwán, Singapur, China, etc.), que hace 40 años eran más pobres que el Perú, nos han sobrepasado largamente en su nivel de desarrollo, precisamente porque no adolecen de los defectos que acabo de mencionar para el caso de Perú, aparte que han mejorado apreciablemente sus niveles educación, tanto la básica (puntajes altos en los tests PISA) como la profesional (programas de carreras en ciencias – tecnología – ingeniería, entre las mejores del mundo). Si no corregimos estas situaciones, en unos 30 años nos estarán sobrepasando en el nivel de desarrollo, países que hoy son mucho más pobres que Perú (como la India).

Finalmente cabe mencionar que, si bien hemos mejorado nuestro ingreso per cápita comparado con otros países de Latinoamérica, en los últimos 30 años; no ocurre lo mismo en la calidad y cantidad de nuestra infraestructura, en lo que estamos comparativamente, cada vez peor.

MENSAJE A LA NACIÓN DEL 28.07.2024

A continuación, algunos comentarios de última hora, de solo algunos puntos relacionados con el último mensaje a la Nación:

  1. No se mencionó nada sobre la L3 y L4 del Metro de Lima, proyectos que tienen una rentabilidad social inmensamente superior, a otros proyectos de ferrocarriles que, si mencionó, y que pueden terminar teniendo rentabilidades negativas.
  2. Se mencionó la creación de 11 nuevas universidades (entre ellas, la “universidad del folclore”), cuando está claramente demostrada la baja calidad de las universidades peruanas, por reconocidas acreditadoras internacionales. Debiera preocuparse por mejorar enormemente la calidad de las universidades, sobre todo las carreras STEM (Science – Technology – Enginering – Math). Hay que aprender de los países del Asia Oriental que se han desarrollado rápidamente en las últimas décadas.
  3. El otorgamiento de algunos hospitales de provincias bajo el esquema G2G. Es decir, este gobierno se ha declarado a sí mismo, como incapaz para construir hospitales, a pesar que tenemos pasada experiencia de numerosos proyectos de este tipo.

Escrito por

Ing. Jorge Coll Calderón, M.Sc., MBA

• CIP 18667
• M.Sc. U de Texas-Austin, MBA-ESAN

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